Bienvenid@s y bienhallad@s, estimad@s visitantes que de vez en cuando os dejáis caer por este mundo onírico, cambiante e imprevisible. Ciertamente ha llovido desde la última vez que La Pesadilla cambió por última vez, bastante más del que a mí, el tejedor de pasajes placenteros y perturbaciones grotescas, me hubiera gustado, pero la realidad cotidiana no me ha permitido hasta ahora tumbarme y relajarme hasta abandonar mi mundo habitual y entrar de ello en éste, aún cuando anteriormente prometí maravillar al público de una manera más habitual. Mil perdones y disculpas, no existe otra excusa salvo las ocupaciones que debo atender en mi vida real, así que esta vez no prometeré, simplemente esperaré que la próxima vez que este mundo vuelva a ofrecer algún matiz diferente sea en un transcurso de tiempo más breve. Asimismo espero que la musa Inspiración no se aleje de mi vera y siga creando ríos de pensamientos con los que entretener y maravillarles, querid@s.
Como humilde disculpa ante mi desafortunado retraso hoy voy a ofreceros el que va a ser el primero de, espero, muchos más relatos cuyo nexo común es el siguiente: infancia. Recuerdos de la infancia. En esta sucesión de anécdotas quiero compartir con tod@s vosotr@s vivencias, experiencias, conocimientos, aventuras... y un largo sinfín de cosas más que tuvieron especial protagonismo durante mi infancia y que tuve el placer y el honor de compartir con diferentes personajes, cada uno durante una etapa, cada uno durante una edad. Ya aviso que ésta no va a ser una colección ordenada de cuentos, ya que iré narrándolos sin orden ni cadencia, de la misma manera que los recuerdos asaltan nuestra memoria, con el mismo patrón aleatorio. Así que nadie se alarme si ve que de forma abrupta una nueva entrada ofrece un tema diferente, habrán más de estos capítulos si queda de lo que hablar...
Así pues inauguro esta sección de retro-nostalgia con unos personajes que, no sé por qué motivo -el enigma de los recuerdos- me están viniendo a la cabeza estos días: BraveStarr. Seguramente much@s de vosotr@s ni sepáis de qué $%&@ estoy hablando, bien porque seáis demasiado jóvenes, bien porque seáis demasiado ignorantes (con todo mi respeto y cariño, no pretendía ser descortés), y es que como tantas otras cosas que adoro (como mi amada DreamCast), BraveStarr no gozó del beneplácito que realmente merecía; el gusto de las grandes masas no siempre es tan refinado como debería ser.
Comencemos por lo básico, explicando de qué estoy hablando: BraveStarr fue a la vez una línea de figuras articuladas de Mattel y una serie de animación de Filmation, curiosamente los dos artífices que estaban detrás de los Masters del Universo con exactamente la misma fórmula: línea de juguetes molona, serie de dibujos para los que se dedican a hacer batallitas con dichas figuras. Al igual que He-Man & company, cuya fórmula ideológica parte de mezclar un mundo pasado con un mundo futurista -esto es, fantasía heróica con alta tecnología- BraveStarr utiliza la misma técnica, pero cambiando el mundo pasado: aquí hablamos del Far West y de Cowboys, pero situados en un mundo futurista y altamente tecnológico, donde los caballos son naves a propulsión que de equinos sólo tienen la forma y donde los revólveres han sido sustituidos por armas láser. En cuanto a la historia, obviamente la típica para crear una línea de juguetes, un héroe bueno y su grupo de defensores del bien y el orden contra la banda de forajidos galácticos de turno. La idea global situa la acción en New Texas, un planeta colonizado por la humanidad donde se ha descubierto el Kerium, un mineral con un alto valor que sirve como combustible, moneda de cambio... El oro del antiguo Oeste, pero adaptado a las circunstancias. Atraídos por el valioso mineral, una amalgama de colonos pueblan el planeta, algunos con buenas intenciones, otros con intenciones no tan buenas. Una conquista del Oeste, pero en plan espacial. Y es en este planeta donde se articula una sociedad con una estética Far West, donde lo único que diferencia a los antiguos vaqueros de estos nuevos colonos es la cantidad de tecnología que tienen a su alcance. Al igual que pasaba en aquella época, el planeta acaba siendo Tierra de Nadie donde impera la ley del más fuerte, donde los forajidos, capitaneados principalmente por Tex Hex campan a sus anchas saqueando todo el Kerium que pueden y aterrorizando a la población constantemente. Si nadie que pueda plantarles cara a estos tipejos se decide establecer un nuevo sheriff en la población, un Marshall con un par que pueda decir "Aquí estoy yo y como os paséis sus ví a crujir vivos", como diría el Tío La Vara. Y ése no es otro que BraveStarr, el prota y héroe de la serie, que aparte de contar con las peculiaridades típicas de todo héroe que se precie tiene también poderes místicos, relacionados con los espíritus de los animales y la cultura india.
Como os podéis imaginar teniendo en cuenta la fórmula inicial y las mentes que están detrás, BraveStarr es el He-Man de esta historia, mientras que Tex Hex hace las veces de Skeletor. Junto a ellos, un elenco de personajes de lo más variopinto en cada bando, tod@s conservando los roles y tópicos habituales del mundo del Far West, pero añadiendo toda la amalgama de posibilidades que permite el estar situados en otro planeta y bajo los efectos de la tecnología, en una eterna batalla entre el bien y el mal. Personajes entrañables y míticos, como Thirty-Thirty, el caballo-cyborg de BraveStarr, que aparte de hablar con normalidad (hey, estamos en una serie de dibujos para niños, ¿recordáis?) cuando las cosas se ponen feas se alza a dos patas y se transforma en un híbrido entre hombre y caballo (rollo Altered Beast), trabucazo energético en mano; Fuzz, una especie de hombrecillo mezcla entre gnomo y hobbit (el Orko de esta serie) que hace las veces de personaje-simpático-pero-al-que-hay-que-proteger-amigo-del-prota; Handle-Bar, típico barman de Saloon del Oeste, sólo que hablamos de un armario ropero a lo alto y lo ancho, un alienigena verde cuya arma es un disco que lanza a modo de boomerang; la chica, la juez J.B., complemento femenino del Marshall (que no novia, malpensad@s!), representante del sistema legislativo del planeta... Y cómo no, al igual que pasaba en los Masters, sus equivalentes negativos, como si con un mismo personaje quisiéramos enseñar las dos caras de la moneda, el lado luminoso y el reverso tenebroso: Tex Hex, líder de los forajidos y eterno enemigo del Marshall que, al igual que su antagonista, también tiene algo de paranormal; Sandstorm, un mutante mitad morsa alienigena mitad humano con el poder de escupir tormentas de arena y gas por la boca; Scuzz, la versión macarra y corrupta del peluchete Fuzz (que fuma puros y todo!!); Thunderstick, un forajido vestido al uso que en realidad es un robot con un cañón laser por mano izquierda...
Hasta aquí la historia y los personajes a grandes rasgos; pasemos a los juguetes: como figuras y teniendo en cuenta la época y los recursos, BraveStarr eran, sencillamente, espectaculares. Hablamos de unas figuras muy grandes, del tamaño de 2 Masters puestos uno encima del otro, más grandes que 1 Barbie, articuladas a rabiar, muy bien esculpidas y con infinidad de detalles, y que como es lógico, cada una tenía su acción especial: BraveStarr levantaba rápidamente el brazo, Sandstorm echaba agua por la boca a modo de gas vaporoso. Y qué decir de los accesorios, TREMENDOS!! Thirty-Thirty estaba curradísimo, lleno de accesorios y la posibilidad de transformarlo levantándole las patas, alcanzando unas dimensiones realmente épicas. La típica diligencia del Oeste estaba presente a modo de nave que plegaba sus ruedas para alcanzar velocidades de vértigo y SÍ, VOLAR!!, al mismo tiempo que el "caballo" que "tiraba" del "carromato" se podía separar y utilizarlo como vehículo independiente, más parecido a una moto con cabeza metálica de caballo que otra cosa. Y los playsets, la vida, como ya os podréis imaginar: la Cárcel-Banco, con su sistema de prisión para los malosos, su caja fuerte que "explotaba" para ser saqueadas todas sus arcas de Kerium por Tex y su banda de facinerosos, y sus suelos exteriores, que en tiempos de crisis se levantaban sobre las fachadas desplegando cañones láser, convirtiendo los recintos en un búnker. Realmente recomiendo que busquéis imágenes en el Google y flipéis con unas figuras que realmente se adelantaron a su época. Además, los blisters de las figuras era impresionante, acompañados de unas ilustraciones estupendas de los personajes, realmente espectaculares, que sólo con verlas te daban ganas de comprarlos!
Nuestro amado (ja,ja) país tuvo la suerte de poder disfrutar de la distribución de la primera línea de figuras, aunque como suele suceder, "adaptada" a nuestro creído-por-los-que-deciden-en-estos-temas intelecto, con la consecuente cutrerización de nombres de personajes, que quedó en esto:
- BraveStarr = Marshall BraveStarr (como si "Marshall" fuera su nombre XD )
- Thirty-Thirty = Turbo Potro (parece el nombre de una atracción de Port Aventura)
- Tex Hex = Tex Malone (tócate los "cohone")
- Sandstorm = Arenox (¿creéis que este nombre es cutre? Esperad, hay uno peor...)
- Handle-Bar = Plator (¿veis? Os dije que había uno peor)
Por si esta aberración nominativa no fuera suficiente, se ve que en el camino desde USA a Spain-Is-Different se quedaron Thunderstick, Fuzz, Scuzz y la mega-genial montura de Tex, un cyborg con cabeza de calavera de bisonte. Como siempre mutilando las cosas, aunque lo que no mutilaron fueron los dibujos de los blisters donde salían los personajes, donde curiosamente sí aparecían Thunderstick y el robo-bisonte de Tex; imagináos a mí buscando dicho "caballo" por todas partes sin conseguir encontrarlo. Si es que ni mutilar bien saben...
Tras toda esta explicación y partiendo de la misma fórmula exitosa de He-Man parece difícil que el invento no tuviera éxito, ¿verdad? Pues por desgracia así fue, y el amigo BraveStarr y su troupe apenas calaron en el gran público, dejando la que parecía una fábrica de personajes de lo más variopintos como eran los Masters paralizada casi desde el principio. Y encima esta vez no fue exclusiva de nuestro nunca-a-la-vanguardia país, también pasó lo mismo en su país natal. ¿Y eso? A saber... Realmente no sé a ciencia cierta qué fue lo que falló, sólo tengo una hipótesis basada en conjeturas estrictamente personales: a mi juicio, el mercado en el que se apoyaba la franquicia, los juguetes, estaba hecho demasiado a lo grande para la época. Las figuras eran grandes en tamaño y detalles pero también en precio, y es que creo recordar que costaban unas 2000 ptas. de la época, y estoy hablando de mediados de los 80, donde 2000 pelas eran pelas! Si esto costaban las figuras, imaginaos la proporción en las naves y los playsets. Un pastón que seguramente no tod@s se podían permitir, por mucho que molara CACHO. Creo que esto fue lo que hizo que el tema no arrancara ya desde un primer momento, ya que hacerse con toda la colección era algo realmente costoso, más teniendo en cuenta que en aquella época no pagaba el usuario final. En defensa de mis maravillosos progenitores y sin que suene a que nos salía el dinero por las orejas, poco a poco y con paciencia yo conseguí hacerme con un 98% de la colección, aunque he de decir que también contribuyeron a ello algunos regalos navideños de familiares (tíos y esas cosas) y algunas piezas que conseguí de ocasión, cuando ya la pobre Estrella Brava (que Bravida suena a Chiquito XD ) estaba de capa caída y sus maravillosos juguetes se habían devaluado, como la Cárcel-Banco, que me salió por dos duros.
Aunque guardados como tesoros y bien protegidos en el interior del canapé que hay debajo de mi colchón conservo toda la colección, al menos toda la que llegó aquí, a la espera de en un futuro tener un sitio digno de honor donde exponerlos (aunque me temo que tendrá que ser en un hipotético piso futuro, porque lo que es ahora... El tema del espacio, jodido). Al mismo tiempo también guardo una serie de cómics (aunque más que serie regular fueron serie limitada XD ) que publicó en su día la difunta Ediciones Zinco, 5 números (oooohhh, cuántos) que conforme avanzaba la serie cada vez eran más dificultosos de encontrar, con una periodicidad astral (o sea, cuando la conjunción astral era propicia), todo impulsado por el "exitazo" de la serie.
BraveStarr, qué recuerdos!! Su paso por mi infancia fue breve, excesivamente breve, para dejarme con la miel en los labios, pero INTENSO, ya lo creo. Sólo espero que a partir de estos recuerdos y este sueño que he tenido en La Pesadilla no empiece a bullirme la sangre con ganas de Marshall y me de por recuperar el tiempo perdido. Ahora que pienso, hace unos meses bajé y clasifiqué las fotos con todas las figuras que salieron realmente (es decir, fuera de aquí). ¿Qué pasará si despierto, vuelvo a la realidad y pongo BraveStarr en el buscador de eBay? Mmmmm, qué interesante...