viernes, 20 de noviembre de 2009

FOR THOSE ABOUT TO ROCK...


Pocas cosas hay sobre la faz de este mundo que me produzcan el torrente de sensaciones que me causa la música Rock. Es algo difícil de plasmar sólo con palabras, como suele pasar con la mayoría de las vivencias. Me apasiona. Me alegra. Me llena de energía. Me excita. Me ENCANTA!!

Como todo hijo de vecino hubo un tiempo en que la música era algo totalmente ajeno a mi persona, hasta que poco a poco se fue despertando ese gusanillo en mí. Como normalmente suele pasar se empieza escuchando la música "que ponen los demás" y uno va encontrando melodías que le hacen más o menos gracia, dejándose arrastrar por los gustos de la gente que lo rodean hasta que la consciencia musical individual se despierta y trata de labrarse su propio camino. Fue cuando era más joven que esa consciencia despertó en mi interior, y aunque durante unos añitos estuve en esa fase de "ir escuchando en base a los que escuchan otr@s" no fue hasta que voluntariamente decidí comprarme mi primer disco que el germen nació, y fue creciendo hasta el momento en que, voluntariamente también, decidí coleccionar los discos de un mismo artista y completar mi primera discografía. Ése fue el momento clave, cuando realmente la afición musical se asentó y dijo "he llegado para no irme". Y desde entonces...

Al principio mis gustos estaban entre el rock y el pop, el segundo como complemento y alternativa del primero, en el que a veces se daban cita artistas bastante dispares entre ambos géneros, pero ya empezaba mi clara preferencia por el primer estilo. Si pensaba en el tiempo que pasaba escuchando a unos y a otros, siempre ganaban los del primer bando, y si pensaba rápidamente en qué canción escuchar, qué disco poner o qué grupo dejar que me alegrase el día, también ganaban siempre los rockeros. Y fueron pasando los años, mi catálogo auditivo se fue acumulando, mi colección de discos aumentando, mi pasión por ciertos grupos y cantantes creciendo y mi gusto musical, por otro lado, exclusivizándose y radicalizándose. Y en esta etapa nos encontramos, que años después de haber puesto mi primera cinta de cassette (imaginaos si os hablo de tiempo) y haber escuchado las primeras notas, mi gusto por el género rock se ha convertido en prácticamente exclusivo.

¿Y es que no sé escuchar otras cosas? Claro que sí, aunque a las que dedico casi toda mi atención giran en torno de esta música: baladas, blues, incluso canciones con toque más pop y bailable, pero todas bajo la sólida base de rock, el esqueleto compuesto por la estructura que forman la guitarra, la batería, el bajo y la voz del/la cantante. No es que repudie otros estilos, principalmente la música pop y la música clásica (lo siento por el dance, el flamenco y otras variedades estilísticas!), pero es música que escucho en, digamos, "otros momentos". Cuando estás en casa haciendo algo y necesitas música de fondo, cuando estás en algún ambiente concreto... Música pop de los 80, baladas lentas y melódicas, bandas sonoras... Música que claro que me gusta y que alguna vez escucho... Pero no es la música que me apasiona, que me hace vibrar, que me reporta tantos sentimientos: No es la música que VIVO.

Oír los acordes veloces y salvajes de la guitarra, las notas que te tocan las fibras del alma, el resonar potente y salvaje de la batería, las ricas voces de los cantantes, llenas de fuerza, carisma y energía... Habría tantas formas de decirlo, y todas en el fondo tan poco fieles a las intensas sensaciones... Es como una inyección de adrenalina, un subidón de energía como ninguno. Por las mañanas, cuando voy medio dormido a mis ocupaciones diarias, no puedo ponerme en acción si no es con el iPod insuflándome poder auditivo por los auriculares. De hecho tengo la malsana costumbre de no saber ir a ningún sitio si no es escuchando música (cuando voy solo, se entiende). Y siempre música rock, por supuesto. Como decía, escuchar rock por las mañanas enciende la llama en mí que me hace funcionar, me espabila más que el café matutino, en serio. Caminar por la calle escuchando a tu(s) grupo(s) favoritos esas canciones que me hacen estremecerme es algo impagable. Ando con mucho ánimo, me siento feliz y contento, con ganas de comerme el mundo; noto como mi sangre hierve, como en mi pecho se generan un cúmulo de sentimientos que me convierte en un volcán a punto de erupción deseando explotar. Mi mente se evade de todo, si estoy en baja forma anímica o he tenido algún disgusto mi corazón contraataca refugiándose en la música rock, viviéndola con intensidad, dualizándome con ella hasta que siento la melodía como si fuera mía, las notas recorriendo todo mi cuerpo, la energía, el poder, la fuerza y la pasión de los músicos que no sólo tocan, viven y son uno con su música y conmigo mismo. Es algo salvaje, algo tribal. Como un grito de guerra, como un himno, mi particular manera de sentir "Nadie va a hundirme, nada va a deprimirme porque esto me llena de vitalidad y me hace adorar estar vivo". Mi imaginación comienza a volar y de golpe Shinobi Aoyama está ahí, en medio de un gran estadio, cantando para miles de personas, animándolas y compartiendo ese sentimiento con ellas; está tocando la guitarra, fascinando y excitando al público con complicados y dinámicos solos, con riffs frenéticos y animales; está ahí machacando la batería, haciéndola resonar como los pasos de un mastodonte, retumbando con la energía que deben tener los latidos de un corazón salvaje, libre y desbocado. En esos momentos Shinobi Aoyama no está en este mundo, está en uno de sus tantos mundos oníricos donde él es la estrella, donde nadie puede herirle ni nada puede hacerle daño, donde sólo importa el sentimiento, la pasión y la energía de una música que es legendaria.

Y cuando estos viajes a otros mundos se pausan hasta que volvamos a poner el siguiente disco, siempre tenemos toda la parafernalia relacionada con el medio: las vestimentas (adoro las camisetas de grupos de rock!), los pósters, los conciertos en DVD, las figuras de mis grupos favoritos, los libros, el merchandising en general, los propios discos en particular... Como podréis imaginar, no soy persona de escuchar sólo bajando música por Internet; todo lo contrario, nada puede compararse a tener la discografía de un artista que te apasiona de forma física, con sus discos, sus libritos y su arte, sus ediciones especiales, su iconografía adornando parte de mi estantería... Mucha gente quizá no alcance a comprender el sentido de esto cuando a fin de cuentas la música se puede descargar gratis de cualquier programa P2P. Bueno, quizá los que os preguntéis el sentido de comprar los discos quizá os tendríais que preguntar también por la música que escucháis y hasta qué punto la amáis y os hace sentir lo que a mí me hace sentir la mía.

Sí, la mía, porque aunque yo no la creo ni la invento, la vivo y la hago partícipe de mi existencia, tanto por los momentos generales que ya he comentado antes como por los particulares en los que una canción o un disco determinado tienen un significado, un sentido especial en un momento concreto de mi vida, una relación creada que luego siempre se recuerda cuando se vuelve a escuchar esa melodía. Es una de las gracias del medio, vive contigo, marca momentos de tu vida y te hace querer seguir viviendo con más energía y optimismo.

Nótese que todavía no he hecho mención de ningún artista o grupo en particular. Obviamente tengo los míos, mis llamados "Dioses" y sus "apóstoles", como tod@s deben de tener. Y dentro de la música es gusto es algo muy personal, con lo que es normal que creamos que la gente que nos gusta son los mejores. Y de hecho así es, son los mejores, al menos para uno mismo. Y es a ell@s a los que quiero dedicar esta entrada: a Queen, a Kiss, a B'z, a Alice Cooper, a Mötley Crüe, a Guns 'n Roses, a Whitesnake, a Led Zeppelin... Y la lista prosigue. Incluso a aquellos a los que todavía no he escuchado o que no son de mi agrado pero contribuyen a que el legado perdure y que, pese a la decadencia musical existente en estos tiempos que corren, hacen que la llama siga ardiendo con la misma pasión y fuerza que al principio. Virtuosos de la guitarra, bestias pardas de la batería, creadores de himnos, mitos y leyendas, líderes con carisma para ganarse el favor de miles de personas... A tod@s aquell@s que rockeais y nos hacéis rockear. Creo que nunca os podremos estar lo suficientemente agradecidos.

Al final un único mensaje, algo que lo resume todo. So, my little children, raise your fist and YELL: ROCK AND ROLL ALL NITE AND PARTY EVERY DAY!!!!!

HE's BACK (the MAN behind the mask...)


Largo tiempo ha discurrido desde la última vez que cerré los ojos y me sumergí de lleno en Mi Pesadilla, explorando los mundos oníricos como un explorador en la selva. No fue premeditado, durante todo este período diversos cambios han sacudido mi vida, la mayoría para bien, alguno pequeño para mal, creando una nueva etapa, un nuevo capítulo en el libro personal de mi vida, una etapa llena de novedades: sensaciones, sentimientos, gente, lugares, vivencias... Durante todo esta fase de readaptación apenas he tenido tiempo para recostarme con calma, cerrar los ojos y sumergirme de lleno en Mi Pesadilla y soñar en ese mundo que vive en mi interior y que de forma totalmente aleatoria comparto con tod@s vosotr@s. Pero como hay viejas costumbres que nunca deberían perderse, simplemente escribir unas pequeñas líneas para dar un pequeño mensaje...

HE VUELTO...

Algun@s se alegrarán de tal noticia, otr@s lo lamentarán, pero para disfrute de los primeros y desgracia de los segundos Shinobi Aoyama, vuestro guía en Mi Pesadilla, vuelve con energías y ánimos renovados, con ganas de entretener con sus escritos a tod@s aquell@s que dispongan de un momento de atención de su valioso tiempo para dedicarme. Vuelvo, y vuelvo como una bestia salvaje, con ganas de comer antes de ser comido, con viejas heridas cicatrizadas a fuego, sin normas, sin reglas, sin que nadie me detenga: como bien dice el estribillo de una de las geniales canciones de SONIC BOOM, el nuevo disco de la banda más caliente del mundo, KISS:

I'm a lion (I'm a lion), in the street (in the street)
Made of fire, made of heat
I'm an animal and I'm free
No rules (no rules), no bounds (no bounds)
Nothing's gonna hold me down
I'm an animal and I'm free

Como de costumbre sólo el destino sabe cuándo y cómo mi camino se cruzará con el vuestro, mis queridas víctimas, así que os recomiendo que estéis atent@s a cualquier cambio que se pueda dar en Mi Pesadilla: ya sabéis que estamos en un mundo de soñadores, un paraíso onírico donde la inspiración viene en cualquier momento y los cambios acontecen desde el interior, desde lo inesperado.

Sólo tened por segura una cosa: El Hombre Detrás de la Máscara ha vuelto y es un animal sin reglas, sin heridas, al que nadie va a tumbar de nuevo. Un animal libre y sediento de sangre. VUESTRA sangre, por supuesto...

See you later...